Los ladridos son los pasos de alguien a punto de suicidarse
mis oídos son sus últimas palabras
mis ojos, los susurros de un ciego
mis manos, el olor de la pólvora
mi boca es una arruga en la cara del tiempo
las páginas sienten como las manos se quedan vacías
mientras el viento olvida las catedrales y las azoteas
la lluvia confunde mis lentes con los charcos
y las paredes escuchan como me voy quedando solo
la madrugada trae otro horizonte
que no se parece al grito de los desesperados
los cabellos de la brisa tocan las manos que dibujan el
paisaje
el agua recuerda el mar al tocar mi cara
y los espejos tocan mi voz cuando
lo desconocido es alguien que se pierde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario