lunes, 15 de abril de 2013

Bifurcaciones


Camino para alejarme de mí mismo
aquí es más verde la palabra tiempo
los segundos se acercan a mi rostro
y en todo el desierto solo se mueven mis pensamientos.
Ya son otras las manos que sienten
cómo los incendios se acercan a la soledad
y otro el humo que toca la muerte
¿No basta cerrar los ojos para mirar la eternidad?
En tu memoria no tienen sombra los árboles
y mis oídos ya no pueden tocar los ecos.
Mis párpados cerrados son dos huellas en la arena
y tu mirada la sombra de alguien oyendo la lluvia.
El silencio rodea el polvo que levantan las letras
y todos estos sonidos nos sostienen las lágrimas
Las tardes y noches traman un laberinto
no un renglón; mis pasos tocan el centro
pero yo no sé dónde está mi sangre.
Los días pasan y el tiempo se queda quieto.

viernes, 5 de abril de 2013

Ladera


Camino para alejarme de mí mismo
las montañas dejan el horizonte más cerca de las piedras
y el viento es el único que siente mis pasos
cuando me quedo solo
la niebla pasa sin tocar la hierba
y el tiempo se va sin detenerse en nuestra piel
la noche se queda con menos letras que la palabra silencio
y las lluvias tienen más gotas cuando las toca el pasado
¿No es de otro cielo la tarde sobre nuestras cabezas
y no son mis labios una navaja manchada
con la sangre de alguien más?
El sol ya no siente los sonidos del desierto
los dedos de tu sombra tocan el fuego
y en tus pensamientos nunca dejaran de caer
las últimas notas de la música
el viento se aleja de la muerte y la brisa
antes de caer ya nos ha tocado la voz.
Mis palabras solo pueden tocar el polvo y el humo
y mis ojos ya no pueden llegar a mi rostro.
Tu cara es una lámpara
que solo puedo ver cuando ya está apagada.
Los ciegos tenemos más lejos el alma. 

Ya no sé hasta cuándo


Las lágrimas del espejo son los pasos de un ciego
tus manos son mi nombre cuando nadie lo escribe
ahora el sonido de la lluvia sigue a los pájaros
y los dedos de mi sombra tocan tu memoria
el viento mueve los pensamientos del humo
y todavía queda sangre en los labios del incendio.
estos susurros caen más lejos del sol
y solo las cenizas y el horizonte llegan al desierto.
Mis ojos son piedras que rasgan el acantilado
y todas las bocas ecos que se quedan quietos
la noche ya no mueve las huellas del océano
y a mi voz la rodean los escombros de la tarde.
Siento los pasos de la soledad acercarse a mi frente
y cómo la niebla toca las lámparas como una mano ciega
y cómo el tiempo y el ocaso nos tocan las sienes
No me digas cómo pasan los días
y que el sol y el silencio son la misma mirada
y que los niños empiezan a quedarse callados
yo ya no la vi pasar
terminaremos siendo
una letra más en la palabra
nunca.

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