Las lágrimas del espejo son los pasos de un ciego
tus manos son mi nombre cuando nadie lo escribe
ahora el sonido de la lluvia sigue a los pájaros
y los dedos de mi sombra tocan tu memoria
el viento mueve los pensamientos del humo
y todavía queda sangre en los labios del incendio.
estos susurros caen más lejos del sol
y solo las cenizas y el horizonte llegan al desierto.
Mis ojos son piedras que rasgan el acantilado
y todas las bocas ecos que se quedan quietos
la noche ya no mueve las huellas del océano
y a mi voz la rodean los escombros de la tarde.
Siento los pasos de la soledad acercarse a mi frente
y cómo la niebla toca las lámparas como una mano ciega
y cómo el tiempo y el ocaso nos tocan las sienes
No me digas cómo pasan los días
y que el sol y el silencio son la misma mirada
y que los niños empiezan a quedarse callados
yo ya no la vi pasar
terminaremos siendo
una letra más en la palabra
nunca.
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