El cielo ya no se levanta, cual ola que desplaza
los días, cuando se desvanecen.
Calles de niebla titilan más lejanas
en tus ojos. De los horizontes cuelga,
montón de lágrimas, la lluvia,
cansada, boca abajo, como ciega.
Mas del fondo de viejas cicatrices de llanura
se alza una fuerza: como si en una noche
el general del mar doblara los barcos
que hay en el puerto, en vela,
para embarcar ya el próximo aire de la mañana
con una flota que, bogando, súbita,
se reúne y, con todas las banderas al sol,
encuentra el viento grande, refulgente, fatal.
Fin de otoño en Venecia:
ResponderEliminarAhora ya la ciudad no flota como un cebo
que captura todos los días que asoman.
Los palacios de vidrio suenan más quebradizos
a tu mirada. Y de los jardines cuelga
el verano como un montón de marionetas,
cabeza abajo, cansado, asesinado.
Pero del fondo de los viejos esqueletos del bosque
brota voluntad: como si de la noche al día
el general del mar fuera a doblar
las galeras en el arsenal vigilante,
para calafatear el aire ya cercano del alba
con una flota que a fuerza de remos se congrega
y bruscamente, amaneciendo con todos los estandartes,
posee el viento grandioso, radiante y fatal.
Nun treibt die Stadt schon nicht mehr wie ein Köder,
ResponderEliminarder alle aufgetauchen Tage fängt.
Die gläsernen Paläste klingen spröder
an deinen Blick. Und aus den Gärten hängt
der Sommer wie ein Haufen Marionetten
Kopfüber, müde, umgebracht.
Aber vom Grund aus alten Waldskeletten
steigt Willen auf: als sollte über Nacht
der General des Meeres die Galeeren
verdoppeln in dem wachen Arsenal,
un schon die nächste Morgenluft zu teeren
mit einer Flotte, welche ruderschlagend
sich drängt und jäh, mit allen Flaggen tagend,
den groBen Wind hat, strahlend und fatal.
- Rilke