El aire cruza las horas como una mano herida
mis pasos están en el cuarto
pero mi piel está en el campo
la mirada que atraviesa las farolas está en otra cara
y la música pasa con los ojos cerrados por la memoria
mi voz está rodeada de humo
y el sol anda ciego como el polvo.
La mañana yace detrás de las lámparas
y parece un incendio muerto la lluvia.
Hay nubes arrastrándose desde días pasados
como espejos rotos, recorriendo tu frente
y aún los muertos tienen la sombra
del árbol en los párpados.
¿No sientes cómo cae el polvo sobre las palabras
y cómo el océano cruza nuestras huellas?
Un mismo abismo pasa por distintas cicatrices
y no hay relojes entre la tarde y la noche.
El ocaso no toca las manchas de las ventanas
y en mis pensamientos se detienen
todos los veranos que rasgaron mi sangre.
Las hojas y esa fogata sostienen la niebla.
El olvido es lo que se queda y ya no podemos tocar.
El tiempo se arrastrará hasta el último latido
como una mirada que cruza la oscuridad.
como una mirada que cruza la oscuridad.
Cómo huele este lugar a romanticolía... puro morbo del lirismo.
ResponderEliminarBajad a la calle, poetas. Salid de vuestra Torre.
Porfundismo al Poder
Olvidaste marcar la primera reacción de la derecha, camarada. Saludos no-profundistas.
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